La sensibilidad social no se trata de reconocer o conmoverse con lo que le  sucede al otro, no se trata de análisis, sino de acción.

Reconocer que no se puede cambiar el mundo, pero que podemos ayudar a mejorar en algo lo cotidiano de los más cercanos es un punto de inicio para colaborar con una comunidad un poco más justa, un poco menos dura, que el invierno no sea tan crudo.

Cada vez que leo la frase de Emilio Ferrer , “cuando sea grande quiero haber sido un niño feliz", me cuestiono en cuánto puedo colaborar.

La campaña “Abrigaditos” que ya cumple diez años, es un granito de arena, una pequeña acción de muchos vecinos que hacen circular la solidaridad para mantener unos pies más calentitos, unas manos menos frías.

Todos tenemos algo para dar. Ningún niño debería pasar necesidades.

Cada año comienzo con un “gracias a todos los que confiaron, ayudaron y siguen colaborando para que más familias estén un poquito mejor en invierno, para que estén más abrigaditos”.

Son muchos los que tienen roperos comunitarios en los barrios.

Gracias a los vecinos,  a los medios de comunicación por hacer algo grande para los chicos.

Por Claudia Introssi, coordinadora de la campaña solidaria.