INTERÉS
Cuando tangueros atacaron a rockeros en el Club Los Andes
La fiebre del rock and roll en la Punta Alta de los años 50. Pasen y revivan este hecho pandillezco ocurrido en medio de los festejos del carnaval de 1957, que tuvo repercusión nacional.
Por Javier Tucci.
La escritora Olga Gil, el periodista y revisionista Víctor Tapia y los músicos locales Héctor Patrignani y Alberto Moreno, fueron las piezas claves para dar con esta historia que ilustra a la perfección el ingreso del rock en la identidad del sudoeste bonaerense.
En todo el mundo, la fiebre del rock and roll causó “estragos” por doquier y Argentina no fue la excepción. Enfrentamientos de bandas de tangueros y folcloristas contra los incipientes rockeros, inundaban las páginas de la prensa a nivel nacional, en plena efervescencia de la revolución fusiladora. Pero lo llamativo del caso es que, en su mayoría, tanto tangueros como rockeros eran personal militar o civil de la Base Naval Puerto Belgrano.
Luego del golpe militar que derrocó al presidente Juan Domingo Perón en septiembre de 1955, año en que se estrenaron las dos películas manifiestas de la juventud rockera Semilla de maldad y Rebelde sin causa, en nuestro país estalló la fiebre del rock and roll con Eddie Pequenino y Billy Cafaro, pero también con orquestas que a lo largo y ancho de la república se animaron a tocar y hacer bailar el nuevo bichito cultural que hizo estremecer a la juventud blanca de occidente.
Si bien en Punta Alta el rock and roll se había metido de prepo a través de las orquestas de jazz tropical como la Swing Boys, la Jazz Carioca, la Jazz Espectáculo Savoy y la Jazz San Pedro -en su mayoría conformadas por un mix de músicos militares y civiles-, sumado al empuje de las primeras incursiones en 1957 con el Quintet D’Étoiles, el dúo Rhythm Boys y la pareja de baile de rock conformada por Susy Jaime y Fito Gelós, debemos destacar que también existió una orquesta que se llamó Rocker Stars, que hasta ahora ignorábamos y es la protagonista de esta historia.
La primera aproximación a los Rocker Stars, llegó de una pista arrojada por Olga Gil en su libro 100 años de Tango. Al compás del crecimiento de Punta Alta, donde la autora rosarina radicada en nuestra ciudad, utiliza una cita del ya fallecido baterista Santiago Crisafulli para describir el ambiente de dicha “orquesta” de rock: “Narra Crisafulli mostrándome una foto muy graciosa, que `Chory´ Bravo solía hacer la representación de un peluquero mientras de fondo sonaba ‘El barbero de Sevilla’ (¡¡¡Fígaro!!!) del compositor Gioachino Rossini, y a su eventual `cliente´ le embadurnaba la cara con extrañas sustancias, una torta de crema ya pasada para el consumo, por ejemplo, y finalmente cascaba un huevo y le untaba la cara al sumiso cliente. Luego tomaba otro huevo, hacía como que lo iba a romper para ponérselo sobre la cara, pero súbitamente `Chory´ se daba vuelta y arrojaba el huevo al público. ¡No se puede imaginar el griterío que se armaba entre la gente! ¡Y… hasta un segundo antes había estado riéndose a carcajadas por las ocurrencias de ese muchacho! Pero, claro… en realidad el que tiraba al público era un huevo duro”. (Gil, Olga en 100 años de Tango. Al compás del crecimiento de Punta Alta, pág 140)
Por su parte, sobre Los Rocker Stars, el periodista Víctor Tapia - con datos precisos luego de entrevistar el pasado 23 de abril al ex acordeonista Alberto Silvio Moreno- amplió: “La agrupación estaba integrada por los guitarristas Victorio Caporossi y Franco Iampichino; el trompetista José Perejcarlo; los acordeonistas Alberto Silvio Moreno y `Cacho´ Real; el contrabajista y animador Mario Bravo de Laguna alias `Chory´ Bravo; el baterista Santiago Crisafulli y Rubén Rolando Simón alias `Ray´ Roland en voz”.
Antes de continuar, hago aquí una salvedad para contarles que el dato de la existencia de Los Rocker Stars apareció cuando el libro que escribí sobre la historia del rock de Punta Alta, ya estaba terminado. Una vez más, fue gracias al buceo constante del compañero Víctor Tapia, quien hurgando como bicho de hemeroteca para su libro se topó con el de Olga Gil en la Biblioteca Nacional -yo he intentado hacerme de un ejemplar en todo el proceso de escritura, pero me fue imposible porque la autora no posee copias, ni ha habido una nueva edición-. Pero por suerte, gracias al empuje de Víctor y del Archivo Histórico Municipal de Punta Alta, pude acceder a una copia en PDF del librazo de Olga, quien fue y es la responsable principal de haber puesto en la historia local a esta agrupación que también se animó a interpretar rock and roll en nuestra ciudad.
Y fue Tapia quien se ofreció a entrevistar a Alberto Moreno de Los Rocker Stars, quien a sus ochenta y tantos años realizó un ejercicio prodigioso de la memoria, y sacó de la galera una historia jamás contada que aquí reproducimos. Y como dijimos anteriormente, es pura y exclusiva información cedida por Tapia. “Cuando comenzó el tema del rock, para nosotros no era el repertorio usual, pero dado que leíamos música casi a primera vista no nos fue difícil. Ya teníamos 16 años y casi cinco de estudio y veníamos tocando con el dúo Los Rosaleños. En cuanto al rock, el tema comenzó un sábado de carnaval que yo estaba en mi casa y apareció el guitarrista Franco Iampichino y otro músico que no recuerdo, para decirme que quería que Cacho y yo tocáramos en una orquesta. Yo le dije: `Dejame que lo consulte con Cacho y si está de acuerdo nos empezamos a reunir para ensayar´. A lo que Franco contestó: `No, el problema es que tienen que tocar hoy, ya que el presidente del Club Los Andes nos dijo anoche que… o traen un acordeón o no vengan más´. Lógicamente, le pregunté qué había tomado anoche que todavía le duraba… bueno, lo llamé a Cacho, estuvo de acuerdo y más tarde Iampichino trajo la guitarra, Cacho el acordeón y nos pusimos a ensayar. Con Cacho tocábamos las canciones que hacíamos siempre, y el Tano Iampicchino, que tenía dos orejas bárbaras (las únicas notas que leía eran las de los diarios), nos acompañaba como los dioses”. (Testimonio de Moreno, Alberto Silvio, vía Whatsapp del 23 de abril de 2024, cedido por Tapia, Víctor. Agradecemos a Héctor José Patrignani, quien permitió el contacto con Moreno).
Continúa Moreno sobre el encuentro casual con el rock and roll, y la preparación para su debut con Los Rocker Stars: “Hacia la noche, aparecimos en el patio de la sede del Club Los Andes, una cancha de básquet rodeada de mesas y sillas de hierro, y ahí nos presentaron a los músicos con los cuales teníamos que tocar. El tema era cómo armábamos esto. Nosotros arrancábamos con lo nuestro y el resto de los muchachos trataban de seguirnos. Claro, nosotros con dos acordeones de 120 bajos (el mío era Scandalli y el de Cacho era un Hohner) pegados al micrófono, veíamos la sonrisa del presidente apellidado Filócamano -según Héctor Patrignani era Zapicco-. Pero teníamos que tocar rock, entonces los muchachos hacían rock y nosotros atrás con Cacho íbamos aprendiendo de oído, cosa que no habíamos hecho nunca hasta que pudimos acercarnos al micrófono. Había un solo micrófono y debíamos aprender para tocar al otro día (domingo), el lunes y el martes. Pasado el sábado, el presidente estaba contento y nosotros tratando de acoplarnos para formar una orquesta de rock”. (Ídem)
Pero esto no es todo, porque lo que aporta Moreno a través de la anécdota que a continuación transcribimos, funciona como el engranaje perfecto para, no solo ensalzar de color el relato, sino para clarificar que también en este pueblo del sur de la provincia de Buenos Aires, el rock -sobre todo como baile erótico y amenazante- era mala palabra, una obscenidad para aquellos que se jactaban de ser los paladines en defensa de la tradición. “Un día, creo que fue al sábado siguiente, nos presentamos como todas las noches pero ya nos parecíamos bastante a una orquesta. Y muy de madrugada aparecieron unos cuantos muchachos, creo que eran infantes de Marina de Baterías. Eran hinchas del tango, en un baile donde se bailaba rock. La cosa se puso muy fea y terminó en una batahola donde volaron sillas y demás. Ya lo dije antes, el escenario estaba armado en la cancha, en el vértice izquierdo del fondo. Nosotros dejamos de tocar y saltamos la pared del fondo del terreno, y salimos por el patio de los vecinos… Fin del baile”, sentenció Moreno. (Ídem)
¡Nada que envidiarles a las Riots estadounidenses! (Tapia dixit)
En varias ciudades grandes del país como Mendoza, Córdoba, Rosario, Mar del Plata y por supuesto Capital Federal, las crónicas policiales estaban al día sobre hechos que tenían al rock como epicentro de escándalos en la vía pública o enfrentamientos entre tribus juveniles.
“Chocan el rock y el folclore”, diario El Atlántico de Bahía Blanca, 27 de febrero de 1957. “Moviliza el rock a la policía”, diario El Atlántico de Bahía Blanca 22 de febrero de 1957. “Provoca incidencias un film con escenas de rock”, diario La Nueva Provincia, 22 de febrero de 1957.
En tanto, fue a partir de la gresca desatada en el Club Los Andes que Punta Alta apareció en las páginas de los matutinos El Atlántico y La Nueva Provincia de Bahía Blanca y hasta La Razón de Capital Federal, quienes le dedicaron a la noticia un espacio donde se describió la sucesión de hechos, el enfrentamiento y hasta la nómina de detenidos y fugados.
Diario El Atlántico, 10 de marzo de 1957.
“En Punta Alta hubo un desorden en un baile por causa del rock”. Diario La Nueva Provincia del lunes 11 marzo 1957, p8. Material aportado por el archivo de La Nueva Provincia, a través del director del Archivo Histórico Municipal de Punta Alta, Luciano Izarra.
“Vuelan sillas, mesas y botellas en Bahía Blanca”, en diario La Razón, 12 de marzo de 1957,p.2. Material cedido por la Hemeroteca de la Biblioteca Bernardino Rivadavia de Bahía Blanca.
Pese al clamor anti-rock, desplegado por los sectores conservadores, el rock and roll explotaba en cada reducto, ya sea para bailarlo o ejecutarlo en clubes, como así también para disfrutarlo en las salas del cine Belgrano en Punta Alta como en el Ocean de Bahía Blanca con dos películas estrenadas ese año. Hablamos de Venga a bailar el rock (Argentina 1957) y Al compás del reloj (EE-UU 1957), esta última al frente del mismísimo Bill Haley.
Para seguir contextualizando aquel ambiente rocanrolero, volvemos al siempre consultado en la materia, el acordeonista y saxofonista Héctor Patrignani, quien contó una anécdota sobre dicha explosión juvenil en un cine local: “Cuando en agosto de 1957 se estrenó la película Venga a bailar el rock en el Belgrano (Irigoyen 50), como en todos los cines de la república, cuando empezó la proyección la muchachada se puso a bailar en los pasillos de manera alocada”.
Película argentina que se estrenó el 29 de agosto de 1957, dirigida por Carlos Marcos Stevani.
Diario La Nueva Provincia, 24 de febrero de 1957. Material cedido por la Hemeroteca de la Biblioteca Bernardino Rivadavia de Bahía Blanca.
La Nueva Provincia, 23 de febrero de 1957. Material cedido por la Hemeroteca de la Biblioteca Bernardino Rivadavia de Bahía Blanca.
Como dato súper importante, luego de recabar testimonios de diferentes protagonistas de aquel rock primigenio del sudoeste bonaerense y de analizar junto al colega Víctor Tapia, podemos asegurar que el uso de acordeón a piano en el rock en Punta Alta -no en una, sino en varias agrupaciones, algo que seguramente no se dio en muchos lugares del país-, se debió a que era más accesible como instrumento, y ya se usaban en las orquestas de jazz tropical.
Extradata
. A continuación, compartimos algunas consideraciones que Víctor Tapia resalta en su futuro libro, en el capítulo donde es abordado el rock en la Punta Alta de los años 50:-Los Rocker Stars estaban formados por al menos dos adolescentes de 16 años. No obstante, estos eran músicos profesionales: además de estar formados teóricamente, la radio local y la infraestructura local les permitía actuar del mismo modo en lo que hacía una orquesta porteña profesional en su medio. En ese sentido, el uso de actuaciones en vivo dentro de la radio local operaba en ecosistema junto al ferrocarril: éste permitía que los diversos pueblos de la zona vieran in situ a los músicos de la radio, ofreciendo no solo la logística del transporte sino escenarios ad hoc en los galpones.
-Respecto a la formación teórica, la misma formaba parte de un entramado de instituciones musicales de la época dedicadas a los infantes, púberes y adolescentes. Si bien los títulos otorgados en la época de profesor de piano; profesor de teoría y solfeo, etc., no condicen con lo que actualmente implican dichas carreras, fueron cruciales para brindarles formaciones teóricas suficientes a jóvenes criados en la segunda mitad del siglo XX. Muchos de ellos fueron cultores del rock local, como Alberto Silvio Moreno y Cacho Real… y un Charly García, ni nada más ni nada menos.
-El acordeón a piano formaba parte del gusto local hasta el punto que el presidente de un club exigía su inclusión en una orquesta de rock a toda costa.
-Los festejos de carnaval fueron un elemento motorizador principal en la primera hora del rock and roll local, e impulsaron la contratación de músicos especializados en el mismo.
Foto de portada. La única foto que existe de Los Rockers Star, aparece en la página 140 del libro 100 años de Tango. Al compás del crecimiento de Punta Alta, de Olga Gil.
Agradecemos por el material de archivo a la hemeroteca de la Biblioteca Rivadavia de Bahía Blanca y el Archivo Histórico Municipal de Punta Alta.
Notas al pie y material de archivo
[1] Gil, Olga en 100 años de Tango. Al compás del crecimiento de Punta Alta, pág 140
[2] Tapia, Víctor con datos precisos luego de entrevistar a Alberto Silvio Moreno vía Whatsapp, el 23 de abril de 2024.
[3] Testimonio Alberto Silvio Moreno, vía whatsapp del 23 de abril de 2024, cedido por Tapia, Víctor. Agradecemos a Héctor José Patrignani, quien permitió el contacto con Moreno.
[4] Ídem
[5] Ídem
[6] “Vuelan mesas, sillas, y botellas en Bahía Blanca”, diario La Razón, 12 de marzo de 1957, p.2.
“En P. Alta hubo un desorden en un baile a causa del rock”, diario La Nueva Provincia, 11 de marzo de 1957.
“También en Punta Alta hace estragos el Rock”, diario El Atlántico, 10 de marzo de 1957.
[7] Película argentina que se estrenó el 29 de agosto de 1957, dirigida por Carlos Marcos Stevani y protagonizada por Eber Lobato, Alberto Anchart (h), Nélida Lobato, Pedrito Rico, Alfredo Barbieri, Amelita Vargas, Eddie Pequenino y Guillermo Brizuela Méndez, entre otros y otras. Fue la primera película iberoamericana que abordó al rock and roll como tal, bajo una banda de sonido compuesta por Lalo Schifrin.
[8] Patrignani, Héctor José, músico puntaltense de los orígenes del rock & roll, (acordeonista y saxofonista en orquestas como la Jazz Espectáculo Savoy, Quintet d´ Étoiles y el Dúo Rhythm Boys durante la década del 50. Es el actual presidente del grupo “Gomías y Gotán”, autodefinido como “Fusión de amigos dedicados al estudio, divulgación y apoyo de la música que identifica nuestro ser nacional”. Testimonio del 20 de mayo de 2020.
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