Tras el salvaje ataque sufrido ayer luego del clásico, el jugador de Rosario Juan Manuel Gómez diálogo con el programa “Hay que jugar” que se emite por Punta Noticias Radio (94.1 MHz), de lunes a viernes de 12 a 13 horas, con la conducción de Matías Domínguez y Jorge Tuillier.

“Nos fuimos escabullidos como delincuentes de la cancha. Salimos rápido con el colectivo. Llegamos al club nos bañamos, festejo normal entre compañeros, cuerpo técnico, algunos hinchas y familiares”, comenzó relatando.

“Después vuelvo a mi casa. Estoy por entrar, en la subida de la vereda que da al portón. Veo que vienen corriendo cinco individuos, aproximadamente, algunos se quedaron un poco más lejos otros más cerca, veo que agarran unos cascotes y me empiezan a decir cosas, a gritar que me baje”, indicó.

Y agregó “me tiran unos piedrazos en el parabrisas, eran los ladrillos del cantero del vecino. Por suerte el parabrisas resistió, me empezaron a patear las puertas, a querer abrirlas. Me las patearon, me rompieron las ópticas. Empecé a tocar bocina para que salga algún vecino, mi familia no estaba. Doy marcha atrás y me fui. No llegué a cerrar el portón de mi casa por el temor que tenía. Sí no tenía las trabas de la camioneta puestas, no sé si hoy la estoy contando”.

“No puedo creer que no pueda entrar a mi casa tranquilo, después de un partido de fútbol habiendo ganado o perdido, el resultado para mí es anecdótico”, reflexionó el mediocampista, autor de uno de los goles.

“Pase la noche como el orto, prácticamente no pude dormir. Hoy yo me levantaba a trabajar como todo los lunes y no dormís tranquilo. Llegó a mi casa y tengo que andar mirando para todos lados, con gente que por ahí es del barrio y por ahí no”, afirmó.

Respecto a la “metralleta” que simuló tras el tanto, del empate transitorio a los 35 minutos del segundo tiempo, dijo “el festejo es un festejo que por ahí lo hacemos con uno de mis compañeros, jodemos por un jugador que lo hace (Daniel Osvaldo), pero es una boludez de vestuario. En ningún momento festejé para agredir o incitar a la violencia. Es un festejo queda adentro de la cancha”.

“Si les molestó, me banco que me insulten que me hagan alguna seña, pero que me vengan a patotear así, a querer agredir de esta manera, la verdad que no se puede tolerar. No es normal. No deja de ser un partido de fútbol”, comentó.

“La mayoría de mis amigos son hinchas de Sporting, van a la cancha y no hacen ningún lio. Esta gente le hace mal al club. Los jugadores son amigos, mismo los chicos que vinieron de refuerzos de Bahía Blanca he jugado con ellos”, remarcó Gómez, hijo de Roberto quien fuera ayudante de campo en el rojinegro cuando el director técnico era Roberto Canutti (2007).

“Opaca el clásico. Con estos individuos, diez, quince, cincuenta amargan a todos. Estoy muy amargado, el partido quedó en segundo plano, lo único que estoy pensando es que no hagan más daño y me dejen vivir tranquilo”, agregó.

“Sí yo sabía que podía pasar esto no volvía a mi casa. Es una locura, de haberlo sabido lo hubiese evitado. Nunca me imaginé que por un gol iba a pasar esto. Espero que la Justicia haga lo que tenga que hacer, que tome las medidas que tiene que tomar”, sentenció el ex Olimpo y Villa Mitre.